El ahorro: una perspectiva basada en tres pilares fundamentales

Mário Pires | Schroders

Head of Portugal
En este cargo, Mário Pires es el responsable de velar por los intereses y las necesidades de los clientes intermediarios e institucionales en Portugal, así como por el crecimiento del negocio en la región.

Noviembre de 2024 por Mario Pires

El ahorro es un motor esencial para la estabilidad financiera y el crecimiento económico de cualquier país, pues representa no solamente la acumulación de recursos, sino también la construcción de un futuro más resiliente y próspero. Sin embargo, la responsabilidad de ahorrar no debe recaer exclusivamente en el individuo, ya que es la colaboración de todos los sectores lo que realmente maximiza su potencial. 
Para que el ahorro sea eficaz y sostenible es esencial que se fomente e incentive de forma coordinada entre el Estado, las empresas y los ciudadanos. Cada uno de estos tres pilares desempeña un papel único y esencial, pero es trabajando juntos como consiguen crear un círculo virtuoso de ahorro y crecimiento sostenible, garantizando un impacto positivo y duradero en el bienestar colectivo y en la fortaleza económica del país. Cuando cada sector contribuye a un entorno de ahorro saludable, el resultado es una economía más sólida, capaz de responder a los desafíos y de ofrecer mejores condiciones de vida a todos los ciudadanos.

El Estado

El Estado es el primer pilar y desempeña un papel decisivo en la creación de un entorno económico que favorezca el crecimiento y el ahorro. Su acción va más allá de la simple reducción de gastos, centrándose en administrar los recursos con eficiencia y en canalizarlos hacia áreas estratégicas como infraestructuras, salud, educación y tecnología. Estas inversiones no solo mejoran la calidad de vida de los ciudadanos, sino que impulsan el crecimiento de las empresas y aumentan la productividad. Reducir la carga fiscal sobre las empresas y familias, por ejemplo, es una medida que puede promover la inversión y el consumo, generando mayores ingresos fiscales e incentivando el ahorro a largo plazo. Al mismo tiempo, una gestión cuidadosa de los recursos públicos y una política fiscal que evite déficits crean un entorno económico estable y predecible, que anima tanto a las empresas como a los ciudadanos a ahorrar e invertir.

Las empresas

Las empresas representan el segundo pilar y son cruciales para transformar las condiciones que ofrece el Estado en crecimiento económico real y sostenible. Para ello, deben maximizar la productividad y la eficiencia, aprovechando los incentivos fiscales para optimizar procesos e invertir en sus empleados. Las empresas que invierten en tecnologías avanzadas, como la automoción, consiguen reducir costes y aumentar la competitividad, lo que es vital para un crecimiento sostenible. Además, es esencial invertir en el desarrollo del capital humano: al apostar por la formación continua de los empleados, las empresas no solo aumentan la productividad, sino que preparan a los trabajadores para hacer frente a los retos de un mercado en constante cambio. Este aumento de la seguridad financiera de los trabajadores potencia su capacidad de ahorro, reforzando el ciclo de crecimiento económico.

El ciudadano

El tercer pilar son los ciudadanos, cuyo ahorro es vital para la solidez financiera de una economía. El éxito del ahorro individual depende, en gran medida, de conocimiento financiero y de incentivos adecuados. La introducción de la educación financiera en las escuelas es un paso importante para capacitar a las futuras generaciones para que gestionen sus recursos de forma inteligente y comprendan los principios del ahorro y de la inversión. Además, incentivos como las deducciones fiscales en planes de ahorro y pensiones promueven decisiones financieras informadas, fomentando hábitos de ahorro consistentes. Esta combinación de educación financiera y estímulos fiscales ajustados permite a los ciudadanos contribuir de manera más significativa a la estabilidad económica, reforzando el sistema financiero y mitigando el impacto de las crisis económicas.
Al analizar el ahorro a partir de los tres pilares –Estado, empresas y ciudadanos– es evidente que este es un pilar central no solo para el crecimiento económico, sino también para una estabilidad financiera duradera. Cuando cada uno de estos sectores asume su responsabilidad y actúa de forma coordinada, la economía se vuelve más resiliente, capaz de enfrentar las crisis y de promover un progreso sostenible. El ahorro, entonces, trasciende la responsabilidad individual y se convierte en una misión colectiva, un objetivo esencial para el desarrollo económico y social. En un mundo donde los desafíos aumentan y las oportunidades son escasas, solamente un compromiso conjunto con el ahorro permitirá construir una sociedad más próspera, inclusiva y preparada para el futuro.