¿Por qué la inflación forma parte de una “nueva” normalidad?
Septiembre de 2024 por Mario Pires
En los últimos 30 años, ha habido pocos períodos en los que la inflación haya sido alta, pero en 2021-2022, con la reapertura tras la pandemia y el inicio del conflicto Rusia-Ucrania, el escenario cambió y la inflación se disparó.
Aunque los bancos centrales hayan frenado la intensidad del aumento de precios subiendo los tipos de interés, hay tendencias duraderas que seguirán influyendo en el ritmo de crecimiento económico y presionando sobre el aumento de los precios, haciendo que la inflación sea más que pasajera.
¿Qué tendencias son estas?
Podemos resumirlas como las 3D: Desglobalización, descarbonización y demografía.
Desglobalización
Por ejemplo, el precio de los contenedores transportados por barcos desde Shanghái a Europa (Países Bajos) costaba casi seis veces más a mediados de julio de 2024 que a mediados de diciembre de 2023. Este aumento se debe en gran medida a la escalada de conflictos en Medio Oriente, que obligó a estos barcos a desviarse de su ruta por el Canal de Suez y realizar un viaje mucho más largo y costoso.
Pero hay otras razones para la subida de precios, como el aumento de los aranceles a los productos chinos, que se ha agudizado en los EE.UU. de Trump, y que también se ha reforzado en la Unión Europea para varios productos (como los vehículos eléctricos).
Muchos países y empresas han comprendido la importancia de producir más cerca de “casa” y también de proteger su producción de una competencia que consideran desleal, pero reorganizar las cadenas productivas y de abastecimiento requiere tiempo, inversión y, en muchos casos, significa producir más caro.
Reconfigurar las economías, sustentando-las en fuentes renovables, tiene un precio. No solo el de invertir en nuevas tecnologías e infraestructuras “verdes”, pero el de desencorajar la producción basada en energías fósiles.
Por esta vía y pelos impactos directos das alteraciones climáticas – temperaturas límite, incendios extremos, llenas etc. - parte da producción será afectada, reduciendo el output económico global. En este sentido, la acción climática, que continuará y se intensificará en las próximas décadas, es también una fuerza estanflacionaria, es decir, es una razón más para que el crecimiento económico se mantenga contenido y la inflación continúe elevada.
Demografía
Con menos nacimientos y más longevidad, el envejecimiento de la población es ya una realidad en muchos países y, a medida que las personas mayores se jubilan, deja de haber población en edad de trabajar para sustituirlas.
La continua escasez de mano de obra tiende a aumentar los costes salariales, lo que repercute en los precios. Y con la inflación en alza, los trabajadores exigen salarios más altos para hacer frente al aumento del coste de la vida, en un efecto “bola de nieve”.
Aumentar la mano de obra a través de la inmigración podría ser una opción, pero en muchos países —los EE.UU. post-Trump, Reino Unido post-Brexit y muchos otros— una política de emigración “más acogedora” es políticamente improbable.
Cualquiera de las 3D es fuente de presiones que alimentan la inflación, pero todas ellas ofrecen oportunidades para los inversores que sepan rodearse de quienes sepan identificarlas y anticipar su valor.
Por ejemplo, las nuevas tecnologías, como la robótica y la inteligencia artificial, son maneras de aumentar la productividad y sortear la escasez estructural de profesionales. Del mismo modo, la inversión en transición energética (tecnologías, infraestructuras y seguridad energética) seguirán generando oportunidades a medio y largo plazo. Y lo mismo ocurre con varias soluciones dirigidas a la creciente población de edad avanzada, especialmente en países donde el Estado aporta menos, o en geografías que pueden beneficiarse del acercamiento de las cadenas de abastecimiento.
Estas son solamente algunas de las áreas más evidentes donde se pueden encontrar oportunidades en esta nueva normalidad, de la que la inflación vuelta a formar parte.